Cómo ayudar a prevenir que las infecciones vaginales sean recurrentes
¿Qué significa que una infección sea recurrente? El 75% de las mujeres, es decir 3 de cada 4, tienen una candidiasis vaginal a lo largo de su vida, y la mitad de ellas volverán a tenerla una segunda o incluso tercera vez. Aún así, no se considera que una infección sea recurrente hasta que se llegan a tener 4 o más episodios en un año. Te contamos cómo puedes fortalecer la salud íntima para ayudar a prevenir las recurrencias en las infecciones vaginales.
Las infecciones vaginales más comunes son la vulvovaginitis candidiásica (VVC) y la vaginosis bacteriana (VB). Tras tratarlas, es bastante común que algunas mujeres sufran reinfecciones y recurrencias. Pueden ser causadas por una alteración de la flora, por eso es recomendable, tras el tratamiento, restablecer la población de bacterias propias de la flora vaginal.
La flora vaginal ayuda a crear una barrera protectora frente a las infecciones, pero es sensible a varios factores, como un cambio en pH de la mucosa, que pueden desequilibrarla. El desequilibrio de la flora vaginal hace que disminuya el nivel de protección frente a agentes infecciosos, y eso favorece la aparición de infecciones vaginales.
Por eso, restaurar el ecosistema vaginal ayuda a prevenir la aparición de infecciones, ya sean causadas por bacterias –vaginosis bacteriana– o por hongos –vulvovaginitis candidiásica o candidiasis vaginal. Los probióticos son microorganismos vivos que forman parte de nuestra flora o microbiota. En el caso de los probióticos vaginales, ayudan a restaurar el equilibrio de la flora vaginal y por tanto ayudan a mantener la salud íntima, ayudando a prevenir recurrencias tras una infección ya tratada.
Uno de los probióticos vaginales ampliamente estudiados en este sentido es Lactobacillus plantarum P17630, que forma parte de la flora de la mucosa vaginal. La evidencia científica disponible muestra que, en las cantidades adecuadas, este probiótico contribuye al equilibrio de la salud vaginal –ayuda a regular las poblaciones de bacterias propias de la flora vaginal– y contribuye a regular el pH del medio en el que vive, ayudando a restaurar el entorno natural de la vagina y creando una barrera protectora.